Zika: ya ocurrió lo que nos temíamos que podía ocurrir
Ya se ha registrado en nuestro país, concretamente en
Madrid, el primer caso de zika por transmisión sexual. Una mujer ha sido
contagiada de la enfermedad por su pareja, un hombre que había viajado el
pasado mes de abril a un país latinoamericano afectado por el virus. Era el siguiente paso que se temía, pues hasta ahora todos los casos confirmados por las autoridades sanitarias eran lo que se denominan “importados”, es decir, en los que los contagios se producen en viajes al extranjero.
Este primer caso de transmisión sexual es la confirmación de que la cadena de contagios ya se produce directamente dentro de nuestras fronteras. A día de hoy, el balance del zika en nuestro país es de 167 casos, incluyendo 22 mujeres embarazadas.
¿Qué nos espera a partir de ahora?
Para empezar, unos Juegos Olímpicos en el corazón de la epidemia a la vuelta de la esquina.
Brasil se encuentra en el epicentro de la epidemia, con más de un millón de personas infectadas y un millar y medio de bebés nacidos con microcefalia y otras anomalías neurológicas. Con el virus en plena expansión, se va a convertir en el anfitrión de los Juegos Olímpicos, un acontecimiento multitudinario cuya consecuencia, según prevén muchos científicos, será la dispersión y contagio de la enfermedad del Zika a lugares insospechados del planeta.
Por ejemplo a España, donde la transmisión del virus por vía sexual que ahora se acaba de producir ocurrirá entonces a mayor escala. Y así a multitud de países, muchos de los cuales cuentan con unas estructuras sanitarias poco sólidas, por lo que la llegada del zika a su territorio supondrá una auténtica tragedia.
Aún estamos a tiempo de evitarlo.
Es mejor replantearse la celebración de los JJOO. Como ya han hecho decenas de deportistas que han renunciado al sueño olímpico precisamente por el zika (entre ellos el golfista australiano Jason Day, el número uno del mundo, que acaba de hacer pública su decisión).
No podemos asumir el riesgo de celebrar un acontecimiento de tal magnitud, que va a suponer la llegada a Brasil de cientos de miles de personas (atletas y sus delegaciones, periodistas, aficionados, turistas…) que una vez terminados los JJOO van a volver a sus países de origen, donde expandirán la enfermedad. Una enfermedad sobre la que aún hay demasiadas incertidumbres.
Brasil se encuentra en plena alerta epidemiológica y, para complicarlo, los meteorólogos prevén este año altas temperaturas para las habituales en esas fechas en Río de Janeiro. Justo lo que los mosquitos que transmiten el zika necesitan.
Con motivo de los Juegos Olímpicos se espera que lleguen a Río 11.000 atletas, 35.000 miembros de delegaciones y más de 300.000 visitantes. Aunque sólo uno de cada cien mosquitos tengan el zika, si cada una de estas personas es picada por un mosquito aunque sólo sea una vez durante toda su estancia allí, eso significa que 3.460 personas serán infectadas. Y volverán a sus países con la enfermedad. Son los cálculos –bastante conservadores, por cierto- de Amir Attaran, el catedrático de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Ottawa (Kansas, Estados Unidos) que encabeza la carta que más de 200 científicos de todo el mundo han dirigido a la Organización Mundial de la Salud y al Comité Olímpico Internacional pidiendo abiertamente que estos JJOO se pospongan o se organicen en otra parte.
¡La situación exige prudencia!
Por eso le pedimos que usted también se sume a esta petición para que las autoridades sanitarias y deportivas se replanteen su celebración.
Los Juegos Olímpicos pueden esperar; la salud pública mundial, no.
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