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miércoles, 28 de septiembre de 2022

CAMINO DEL CIELO 2


                                                       CAMINO DEL CIELO 2

martes, 27 de septiembre de 2022

CAMINO AL CIELO 1


                                                                CAMINO AL CIELO 1 

lunes, 18 de enero de 2021

VIDA5 *

VIDA4*

VIDA3 *

VIDA2

VIDA1

PRESENTACION6

PRESENTACION5

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PRESENTACION2

PRESENTACION1

Ayun

Gente Mala

Sociedad1

Sociales1

Pastor Aleman3

Pastor Aleman2

IMAGENES SALTO FERVENZA

miércoles, 30 de diciembre de 2020

viernes, 17 de julio de 2020

TUS LABIOS

TUS LABIOS TU
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No sé por qué tus labios me despiertan
besos lejanos que jamás me diste;
no saben desterrarlos, o no aciertan
a dejarlos dormir. Cuando viniste,
rozándome la carne, de puntillas,
nadie te vio, nadie escuchó tu paso,
sino un temblor ligero en mis rodillas,
trémulo de enfrentarme a otro fracaso.
Cuántas veces idéntico sendero
nos conduce a dispares objetivos,
y en el nuevo, no vemos que el primero
aún nos mantiene en su poder cautivos.
Y no sirve pensar que lo pasado
pasado está, que nunca ha de volver;
ayer, más que un diseño ya borrado,
es espectro que vuelve a aparecer
Y así fluye la vida, una amalgama
de incidentes que fueron, y que son,.
que no se desvanecen; una trama
de dolores, de olvidos, de ilusión;
como rosa que cada primavera
asiduamente en el rosal florece,
nube inquieta, incesante viajera,
o estrella que a la aurora palidece.
Quizá tus besos son evocadores
de nube transeúnte, antigua rosa,
o estrella cuyos últimos fulgores
se extinguieron, y duerme silenciosa.
Hay tanto nuevo en cada beso, hay tanto
que arrastramos de antiguo, tanta vida,
tanto de gozo, soledad y llanto,
tanto de acogedor y despedida,
que un beso no es un beso solo, aislado,
es una larga historia enmarañada
aflorando a un presente arrebatado,
que abraza todo, y que no olvida nada. J.M.R

jueves, 25 de junio de 2020

PARA TU CORAZÓN

PARA TU CORAZÓN


 

Quisiera regalarte un pedazo de mi falda,
hoy florecida como la primavera.

Un relámpago de color que detuviera tus ojos en mi talle
-brazo de mar de olas inasibles-

la ebriedad de mis pies frutales
con sus pasos sin tiempo.

La raíz de mi tobillo con su
eterno verdor,

el testimonio de una mirada que te dejara en el espejo
como arquetipo de lo eterno.

La voluble belleza de mi rostro, tan cerca de morir a cada instante
a fuerza de vivir apresurada.

La sombra de mi errante cuerpo
detenida en la propia esquina de tu casa.

Un abejeante sueño de mis pupilas
cuando resbalan hasta tu frente.

La hermosura de mi cara
en una doncellez de celajes.

La ribera de mi aniñada voz con tu sombra de increíble tamaño,
y el ileso lenguaje que no maltrata la palabra.

Mi alborozo de niña que vive el desabrigo
para que tú la cubras con la armadura de tu pecho.

O con la mano aérea del que va de viaje
porque su sangre submarina jamás se detiene.

La fiebre de mis noches con duendes y fantasmas
y la virginal lluvia del río más oculto.

Que a nivel del aire, de la tierra y el fuego,
el vientre como abanico despliega.

La espalda donde bordas tus manos
hinchadas de oleaje, de nubes y de dicha.

La pasión con que te desgarras
en el lecho del mismo torrente inabarcable

como si el mismo corazón se te hiciera líquido
y escapara de tu boca como un mar sediento.

El manojo de mis pies
despiertos andando sobre el césped.

Como si trémulos esperaran la inexpresada cita
donde sólo por el silencio quedaron las cadenas rotas.

Y en tus dedos apresado el apremio de la vida
que en libertad dejó tu sangre,

aunque con su cascada, con su racha,
los árboles del deshielo, algo de ti mismo destrozaran.

La cabellera que brota del aire
en líquidas miniaturas irrompibles

para que tus manos indemnes hagan nido
como en el sexo mismo de una rosa estremecida.

La entraña donde te sumerges como buscando estrellas
o el sabor a polvo que hará fértiles nuestros huesos.

La boca que te muerde
como si paladeara ríos de aromas;

o hincándote los dientes
matizara la vida con la muerte.

El tálamo en que mides mi cintura
en suave supervivencia intransitiva,

en viaje por la espuma difundido
o por la sangre encendida humanizado

el mundo en que vivo
estremecida de gestaciones inagotables.

El minuto que me unge de auroras
o de iridiscencias indescriptibles.

Como si el ritmo de tu efluvio soberano
salvaras el instante de miel inadvertida;

o dejaras en el mágico horizonte de luces apagadas
el tiempo desmedido y remedido.

en que apresados quedaran los sentidos
y al fin ya sin idioma, desnudos totalmente.

Como si ensayando el vuelo se quemaran las alas
o por tener cicatrices se extenuaran los brazos.

La piel que me viste, me contiene y resuma,
la que ata y desata mis ramajes.

La que te abre la blanca residencia de mi cuerpo
y te entrega su más íntimo secreto.

Mi vena, llaga viva, casi quemadura,
huella del fuego que me devora.

El nombre con que te llamo
para que seas el bienvenido.

El rostro que nace con la aurora
y se custodia de ángeles en la noche.

El pecho con que suspiro, el latido,
el tic-tac entrañable que ilumina tu llegada.

La sábana que te envuelve en tus horas de vigilia
y te deja cautivo en él duerme, sueño del amor.

Árbol de mi esqueleto
hasta con sus mínimas bisagras.

El recinto sombrío
de mis fémures extendidos.

La morada de mi cráneo, desgarrado lamento,
pequeña molécula de carne jamás humillada.

El orgullo sostenido de mis huesos
al que hasta con las uñas me aferro.

Mi canto perenne y obstinado
que en morada de lucha y esperanza defiendo.

La intemporal casa
que mi polvo amoroso te va ofreciendo.

El nivel del quebranto
o la herida que conmigo pudo haber terminado.

El llanto que me ha lavado
y que este pequeño cuerpo ha trascendido.

Mi sombra tendida
a merced de tu recuerdo.   J.M.R 

sábado, 6 de junio de 2020

LA VERDAD DEL CARIÑO

A VERDAD DEL CARIÑO
****
Con el ruido del eclipse
la noche quitó su enagua,
la luna del gran silencio
nuestra azotea palpaba
y mientras cubría tu rostro
el lucero de su andanada
yo te tenía en mis brazos
en el balcón de la playa.
Sobre la arena embestían
los toros bravos del agua
y traernos el océano
sus doce olas de plata
por la pampa de mi pecho
tu mejilla quedó varada.
En el mundo de los sueños
tus dos ojitos nadaban,
la brisa cruzó la costa
como una lengua salada
y el frescor de sus caricias
ponía en tus dos pestañas
la veleta de los trigos
y una sonrisa en mi cara.
¡Que alegría!, ¡que dulzura!
emanaba su joven alma,
mi hijo pequeño dormía
y algo bonito soñaba,
que por eso en mis dos ojos
la ternura vino a la fragua,
que tres meses tienen sus muecas
que sus labios son escarlata
y por su piel de alabastro
mi corazón se derrama.
Yo seguía tarareando
de mi garganta una nana
destrenzando pensamientos
en poesías trenzadas
del amor que llevo dentro
versado en notas doradas
cuando una fugaz estrella
con el polvo de sus alas
vino tras mi sonsonete
al ver como te besaba.
Yo dejé de cantar entonces
todavía lejos del alba
y al morir todas las luces
de neón desordenadas
prendió en toda su grandeza
el fulgor de la vía láctea.
El abrazo de la concha
en mis oídos silbaba,
la luna hecha de papiro
sobre ti se desgranaba
y en ese mismo momento
enmudecieron las arpas
de todos mis pensamientos
abriendo paso a las hadas
de ese paisaje de amor
que inconsciente regalabas,
sumiéndome por completo
en la atmósfera de la playa,
sumergiendo mi universo
en los sueños de tu mirada,
sintiendo el placer de amarte
rodeado de la dulce nada. J.M.R
Me gustaría este fuera mi sitio de LIBERTAD, donde poder decir aquello que yo pienso y tu CALLAS.




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