Lo que aprendí en la vida
Aprendí que lo que es para siempre son los sentimientos, pero no asi las personas.
El amor o el cariño que uno siente por alguien siempre permanece en nuestro corazón, sin embargo no ocurre así con las personas.
En la vida nos cruzamos con seres que adoramos y que esperamos que siempre estén ahí con nosotros y en cierto modo lo están, pero es a través de nuestro corazón, de ese sentimiento que sentimos, pues aunque no queramos en el algún momento se van, en algún momento ya no podemos ver mas sus rostros, ya no sabemos que paso de ellos, ni porque se enojaron quizás con nosotros o porque dijeron adiós o porque se fueron sin decir ni una palabra.
Es el cariño o el amor que sentimos lo que hacen que jamas los olvidemos, que cuando hacemos un gesto nos o hagamos algo nos acordemos de ellos. Si, es ese sentimiento el que vive y esta por siempre al lado nuestro acompañándonos.
Aprendí que uno puede llegar a perdonar mas de lo que uno cree. Cuantas veces hacemos encuestas que dicen ¿perdonarías una infidelidad? ¿perdonarías una traición? ¿perdonarías una mentira? Y por lo general decimos no, o decimos depende ¿de que depende?
Acaso sabemos de que depende?. No, la vida me enseño que cuando uno quiere a alguien es capaz de perdonar todo, aun cuando eso que paso te aleje o hagas que te vayas de su lado.
Quizás el orgullo u otros sentimientos hagan hacer eso, el decir todo termino, pero es mentira, dentro de nuestro corazón sigue intacto todo lo que sentimos y si nos alejamos y dejamos de ver esa persona y dejamos entrar otras a nuestras vidas, pero jamas olvidamos y dejamos de querer..
Aprendí que si uno quiere a alguien es muy difícil luego odiarlo.
Aprendí que el silencio es bueno cuando necesitamos estar con nosotros mismos, cuando necesitamos aclarar nuestros sentimientos y pensar en todo lo que paso, pero se convierte en un puñal cuando el otro necesita que le digas que paso, porque te alejas, porque de golpe desapareces. El silencio puede herir en algunas ocasiones mas que una mentira.
Aprendí que una verdad puede dolerte y hacerte llorar unos cuantos días, pero que una mentira te marca para siempre.
Aprendí que siempre es mejor hablar a quedarse callado. No se trata simplemente de pelear o de lastimar, sino de hablar, de buscar una solución a todo y salir adelante.
Aprendí que no hay que esperar a que el otro actué, pues jamas sabemos cuando el otro necesita que nosotros lo llamemos o le digamos que estamos ahí.
Aprendí que si quiero que alguien me llame, bueno es mejor que no espere y que lo haga yo, la vida no es tan larga y el vivir ocultando lo que uno desea no es la mejor solución.
Aprendí que una sorpresa con cariño siempre roba una sonrisa. Que jamas se dicen demasiados te quieros, que siempre se necesita oir uno mas y que jamas es tarde para pedir perdón.
Aprendí que aunque yo hoy no tenga sueños, siempre es lindo soñar y soñar despierto, porque la vida en si es un sueño.
Aprendí que no es malo pedir ayuda, ni tampoco mostrar que tenemos miedo, quizás al hacerlo nos sorprendemos y vemos que no somos los únicos que sentimos así.
Aprendí que la mejor voz siempre es la de mi corazón y la de mi alma, que cuando dejo hablar a mi orgullo, a mi soberbia, a mi mente por lo general termino lastimando a alguien y termino lastimándome a mi misma.
Aprendí que siempre hay en nuestro corazón un lugarcito para alguien nuevo.
Aprendí que es tan sencillo robar una sonrisa pero que no siempre lo hacemos y aun no comprendo porque.
Aprendí que las desilusiones también son necesarias, que son parte de la vida. Que a veces solo a partir de ellas aprendemos a no cometer el mismo error.
Aprendí que los celos si son simples y no obsesivos no son malos, que muchas veces nos muestran que alguien nos quiere.
Aprendí que es lindo tener una ilusión cada día.
Aprendí que no existen imposibles, que es el hombre el que los crea, nosotros ponemos tantas trabas a nuestras vidas, que se nos hace imposible hacer miles de cosas. Nos ponemos horarios, valores, burocracias. Vivimos poniéndonos limites y luego nos quejamos de ellos mismos.
Aprendí que a veces no necesitamos palabras sino amor, que un abrazo fuerte puede darnos mas paz y regocijo que miles de palabras.
Aprendí que es bueno a veces mirar a lo lejos y tratar de ver mas allá de lo que nuestros ojos pueden ver. Sentarse en un lugar algo y ver todo desde arriba y luego sentarse bien abajo para poder tener todas las perspectivas posibles. Es increíbles lo que uno puede descubrir al mirar algo desde sus distintos lados.
Aprendí que no hay una verdad, sino que esta la mía, la tuya y la de él. Que todos desde nuestro punto de vista tenemos tenemos razón, que simplemente sentimos y pensamos diferente.
Aprendí que cada ser es un maestro y un aprendiz. Que cada cosa que nos cruzamos en la vida se convierte en nuestro aprendizaje y a su vez nosotros mismos le enseñamos también.
Aprendí que la peor ceguera es la de nuestra alma y no la de nuestros ojos.
Aprendí que aunque niegue mil veces que prefiero no enamorarme, es tan lindo sentirse así.
Aprendí que no me alcanzara esta vida ni la otra para poder seguir aprendiendo y entendiendo porque a veces actuo como lo hago, porque si a veces tan solo quiero decir te quiero, me enojo, porque si necesito a alguien aun me cuesta decírselo.
Aprendí que la memoria no borra, esconde.
Aprendí que el tiempo no cierra, pero ayuda a sanar.
Aprendí a no ser vulnerable cuando dejaste de llamar.
Aprendí a escuchar cuando oí tu silencio.
Aprendí a pedir perdón cuando me di cuenta del error.
Aprendí a levantar la cabeza cuando sentí odio y aprendí a llorar cuando me di cuenta de que no valió la pena.
Aprendí a reir cuando soñé con tu sonrisa.
Aprendí a recordar cuando entendí que todo vale la pena.
Aprendí que no termina, que cambia de forma.
Aprendí que no se puede querer eternamente y aprendí que si compito contra el tiempo, siempre pierdo.
Aprendí que nada es tan malo y que me gusta caminar en una carrera.
Aprendí que hay que rodear y llegar al otro lado para darse cuenta de que siempre es lo mismo.
Aprendí que los amores eternos pueden terminar en una noche, que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos.
Aprendí que el amor no tiene la fuerza que imaginé.
Aprendí que nunca conocemos a una persona de verdad, que todavía no inventaron nada mejor que el abrazo de alguien importante.
Aprendí que el nunca más, nunca se cumple y que el para siempre, siempre termina.
Aprendí que el que quiere puede y lo consigue.
Aprendí que a veces el que arriesga no pierde nada y que perdiendo también se gana.
Aprendí que no se puede dar marcha atrás por mucho que se quiera.